Recuerdo
que cuando tenía aproximadamente cinco años, a principios de los años 90 mi
abuelo había comprado un lujo para la época, un “betamax” el único reproductor
de películas casero que había en ese momento.
Mi abuelo se caracterizó siempre por amar las películas clásicas, las que casi
nadie más veía ni promovían por ver. Él me introdujo al #cine viejo#,
donde las películas de los años 50 eran lo normal en mi cotidianidad. Obviamente también veíamos
televisión, compartíamos en la sala con todos: mi prima, mi hermano, mis tíos y
mis abuelos, veiamos las novelas de los horarios
triple A de los canales existentes; que se llamaban canal Uno y el canal A, (ni idea que era Señal Colombia. era muy aburrido recuerdo) .
Y a las 9 de la noche a dormir.
No
tengo en mi cabeza ningún tipo de conversación con respecto a lo que
estuviéramos viendo en esa época, seguramente si debió existir pero siempre
tuvimos la opción de ver películas si lo deseábamos, así que la televisión
nacional no era un interés propio.
Amaba las películas de Disney, porque mi
abuelo las compro todas, tanto que
siempre me esforcé por aprenderme los diferentes diálogos. Soñaba en tener una
lámpara mágica donde saliera el genio, y renegaba por la malas hermanas de
cenicienta; entendí que no había que comer cosas que te dieran otros, porque
cualquiera cosa podía ser la manzana envenenada; veía a Alicia en su mundo y
no entendía para nada lo que le pasaba, es más creo que después de cumplir aproximadamente 13 años entendí que todo era un sueño; criticaba constantemente el hecho que
tuvieran faldas las protagonistas y no pantalones, y amaba cuando las chicas terminaban con el
príncipe azul, y no entendía lo de azul,
pero era azul.
Cada
vez que veía algo que no entendía, buscaba a mi abuelo y le preguntaba ¿Porqué pasa eso... en la pelí? y su respuesta siempre fue la mejor : – "Porqué es una película"- o no respondía en muchos casos lo yo que necesitaba, pero pues entendí luego que se
refería siempre a que todos eran mundos imaginarios.
Balbuceaba
en un inglés muy mío las canciones que interpretaban los hijos del Capitán von Trapp y celebraba
su amor con una Monja (La Novicia Rebelde).
Además seguía un camino amarillo con unos zapatos rojos
chillones y un león que me daba risa porque: siempre me sentía identificada por
la palabra, pero no con su ternura me caía mejor el espanta pájaros , y para
completar pensaba que las brujas en la ciudad andaban en bicicletas.(El Mago de Oz)
Suspire con James Bond, un sujeto viejo que
los mataba a todos y siempre se quedaba con las “chikas”. Mujeres esculturales
que en mi vida he visto realmente. Esas películas las recuerdo en un espacio de
tener 8 años más o menos, no
sé en que momento me gustaron las telenovelas, pero no eran todas, recuerdo
solamente la de el esqueleto de las piernas, de una mujer que salían en el intro y eso era lo que más llamaba
mi atención, porque del contenido no lo recuerdo, es más ni siquiera el nombre.
Cuando
cumplí aproximadamente doce años, recuerdo que empecé a ver las películas de "los
adultos".
Los Miserables; 20000 Leguas de Viaje Submarino; Moby Dick; La
Sociedad de los Poetas Muertos; El nombre de la Rosa; las películas de mi
cineasta, productor y director favorito Alfred Hitchcock; además todas las
películas de Cantiflas y mi amor
platónico desde siempre: Pedro Infante y sus encantadores boleros, interpretados
por la más pura sensualidad y romanticismo posible , y obviamente
se repetían todas las demás que ya había visto durante mi vida.
La tele hasta ese
momento me interesaba por los canales peruanos eran estos los canales que presentaban las series gringas, hasta que mi abuelo decidió a mediados de la década de los 90 contratar los
servicios de TV CABLE, ahí descubrí que había canales de solo animales y canales de
solo música.
Ame Mtv, todo de ese canal era perfecto, bueno excepto cuando
pasaban música en ingles bastante electrónico, al que consideraba muy pesado
para mi gusto y no entendía para nada que decían, yo había crecido por los rincones profundos de la música Colombiana, los boleros, la Música Social y Andina, que mostraban que las canciones: deben ser poemas y donde todo no está explícito, pero se entendia.
Después
de la aparición en la casa el servicio de televisión, este fue el objeto de
discusiones y enfrentamientos con mi prima y mi hermano, de ¿quién podía ver qué?
y ¿en qué momento?.
Ellos siempre me cedieron el turno, seguramente su interés
no era tan profundo por ver imágenes e imaginarse historias, yo en cambio, las veía en movimiento y las sentía reales, la cantidad de historias que tenía solo con
presionar un botón me engachaba.
No recuerdoen ese momento tampoco haber
hablado con algún adulto del tema, y en el colegio no era un tema que creyera
interesante de discutir con alguien.
Reflexiono
y concluyo que no tuve ninguna guía o restricción con respecto a lo que veía,
para mí: era mi objeto de mayor interés, a veces deseaba pasar todo el día
frente a él y recuerdo solo restricciones por la cercanía física que tenía con
él aparato, es más ahora recordando la única condición que tenía para ver
televisión: era estar a más de tres metros de él, porque me dañaba los ojos.
Se
y soy consiente como orientadora que debió haber más acompañamiento frente al
tema, pero entiendo también que hace muy poco tiempo realmente la televisión
existe y hasta ahora se ven ciertas consecuencias de lo que este transmite y
hasta que alcances puede llegar a tener
.
Antes había un televisor por familia,
hoy en día es normal tener varios, es decir, el control se ejerce de forma
diferente y como afirma Rosa Alfaro en su texto -La Educación y la
Comunicación, "La televisión en la actualidad es tomada como referencia de castigo".
Crecí
con una televisión diferente, admiro además la producción de la misma y ahora
analizo un poco más su contenido, me influencia eso y me da curiosidad en
muchos casos: que entienden los otros? por el mismo tema, y especialmente: que es
lo que realmente gusta de ella?
Esas interpretaciones son tan infinitas
que me conformo en parte por entender que existe de todo para todos, y que puedo
estar agradecida de la calidad de televisión con a que crecí, me invito al
mundo de los libros como los de Julio Verne o Alejandro Dumas, me invito al
mundo de la animación con Disney y lo mejor es que me invito con las puertas
totalmente abiertas a un mundo de imaginación infinita, que es mío y se ha ido
reforzando a través de los años gracias a mi proyecto de vida.